En el béisbol menor hay una ola que tiene hipnotizados a los adultos y los imposibilita mirar el resto de las cosas. Y tanto han dado que ya la información es manejada inconvenientemente sobredimensionada. Es el tema de los promedios de bateo. Parece que con eso han descubierto el agua tibia y al no salir del asombro tampoco salen de la bañera. Ahí andan metidos. Nadie se preocupa con la debida diligencia por la mecánica de lanzamiento que es la más riesgosa de todas, la técnica de fildeo, la técnica del cátcher, la técnica y velocidad de carrera ni los fundamentos. Nada de eso se está atendiendo como debe ser por estar pensando en los intergalácticos promedios de .700 y .800 y los burlistos promedios de .900 y 1.000. Es decir, que aquí en el béisbol menor parecen haber definido dos categorías: CATEGORÍA de ORGULLO “reservada” para los que dan los hits y CATEGORÍA DE VERGÜENZA “designada” para los que ponen los outs. Los que ponen los outs tienen promedio chimbo de 100 y los que dan lo