El primer gran problema está en la fase de los 12 y 16 años de edad. El cambio de sistema de educación básica a la educación media; la pubertad; los cambios psicológicos y de personalidad que produce la adolescencia incluyendo la desobediencia; las diversiones; las reuniones de amigos; los juegos electrónicos; el chateo; la novia; la playa; la cervecita; el cigarrito; el trasnocho; la rumba, etc., se compactan para sacarlos lentamente de la frecuencia deportiva y ocasionan intentos en falso en muchos atletas. Entonces la nueva generación tiene que aprender a pasar este rio crecido.
Pero a todo esto se suman otros problemas que deben superar en relación a que los padres viven tomando decisiones improvisadas, ya que nadie aprende a ser padre o madre hasta que tiene un hijo y es el hijo el que los enseña a ser padres. El problema es que ellos quieren hacer lo mismo en el béisbol, improvisando demasiado con sus creencias frente a un mundo de alta tecnología avanzada como lo es el béisbol hoy día. Ellos siempre creen que tienen un truquito, un secreto para hacerlo a su manera, tienen el invento de una nueva rueda. Pero es que no se puede negar que siempre hay la tendencia a enamorarse de los hijos, a verlos de una forma de grandeza sobre dimensionada que se sube hasta los niveles de orgullo, sobre todo si los amigos, vecinos y familiares van inflando el orgullo definiéndolos como “GRANDES Y GALANES”. Pero esa situación empalagosa no es congruente con la enorme cantidad de trabajo que se requiere para trascender del béisbol menor al béisbol profesional.
Entonces es bueno saber que en el béisbol no se seleccionan los peloteros en CASTINGS de galanes sino en TRYOUTS de talento deportivo donde tienen que registrar rigurosas marcas mínimas, demostrar habilidades, potencia, fuerza, velocidad, tecnología, agilidad y rapidez mental precisa.
Out 51 de este factor...
Comentarios
Publicar un comentario