En el béisbol menor hay una ola que tiene hipnotizados a los adultos y los imposibilita mirar el resto de las cosas. Y tanto han dado que ya la información es manejada inconvenientemente sobredimensionada. Es el tema de los promedios de bateo. Parece que con eso han descubierto el agua tibia y al no salir del asombro tampoco salen de la bañera. Ahí andan metidos. Nadie se preocupa con la debida diligencia por la mecánica de lanzamiento que es la más riesgosa de todas, la técnica de fildeo, la técnica del cátcher, la técnica y velocidad de carrera ni los fundamentos. Nada de eso se está atendiendo como debe ser por estar pensando en los intergalácticos promedios de .700 y .800 y los burlistos promedios de .900 y 1.000. Es decir, que aquí en el béisbol menor parecen haber definido dos categorías: CATEGORÍA de ORGULLO “reservada” para los que dan los hits y CATEGORÍA DE VERGÜENZA “designada” para los que ponen los outs. Los que ponen los outs tienen promedio chimbo de 100 y los que dan los hits tienen promedio de .900. Y nadie quiere ser de la categoría de los outs. No aceptan que sus hijos sean out. Y por eso pelean con sus hijos y con los entrenadores y con todo el que se le presente por el medio. Y viven molestos y frustrados toda la semana. Todos quieren vivir en la pasarela con la cara más arriba y el bailecito de los .900. Es decir, el perreo. Los que tienen promedio de .700 buscan a los que tienen .100 para terminar de aporrearlos contándoles todos trucos que están utilizando para que sus hijos sean de .700 y se vuelven instructores señalando las fallas inventadas por las cuales el hijo de su amigo no bateó hits. O si no, los de .800 se ponen de acuerdo para desayunar juntos. Miren, estaría bien que exageraran con un promedio racional de .500 haciendo valer que los pitchers también tienen una cuota de 50%. Pero no, aquí hay que arrebatarles ferozmente una tajada al mérito de los pitchers y seguir pensando en los averages intergalácticos superiores a .700. La ansiedad no deja espacio para el raciocinio. Un promedio de .400 es fabuloso pero por ahí andan llorando muchos que tienen ese promedio. Temen de acercarse al grupo de la vergüenza. La ansiedad de promedios que alguien desvió, de verdad está destruyendo hasta la salud familiar. Los papás peleando con los niños, Las mamás peleando con los papás para defender a sus niños, los papás sufriendo porque no pueden soportar que los miren los demás papás porque su hijo no dio el hit de impulsar la carrera que faltó, o porque su promedio se fue de la categoría orgullosa a la categoría vergonzosa que ellos han establecido. Necesitan al entrenador a su lado en los juegos para que les laven la cara y tener a quien descargarle la culpa de la vergüenza si su hijo no batea un rectazo de un buen pitcher. Y van con todo sobre el entrenador alegando que no ha hecho un buen trabajo para corregirle la mecánica y le empiezan a explicar los defectos inventados que vieron en el swing por lo cual el chamo se ponchó, sin ser objetivos por los méritos del pitcher que si está trabajando en serio. Y así son víctimas de sus propias creaciones irracionales que surgen del mal manejo de información. El Glorioso Alfonso Chico Carrasquel, dejó promedio de por vida en las Grandes ligas de .255. En la Liga Profesional Venezolana dejó promedio de por vida de .277. El legendario Tyrus Raymond - Ty Cobb, miembro del Salón de la Fama de la MLB, quien posee el record de promedio de por vida en las Grandes Ligas dejó una marca de .367. Pero para los padres del béisbol menor en Venezuela, !al diablo esas cifras! Esos señores solamente alcanzaron la categoría de la vergüenza que no supera los .400. Mejor ellos siguen su camino con sus hijos y van por lo suyo manteniendo su posición de querer .700, .800 y .900.
Eso está completamente equivocado y es señal de ignorancia sobre béisbol.
Cuando un niño tiene promedio de más de .500 en una temporada completa es posible que tenga gran talento pero entonces hay que comprobar si el nivel que está jugando es el correcto. No obstante debe entenderse que para aprovechar ese talento lo importante es lo que se llama en el béisbol el Overall Future Potential.
Si hay niños con promedios de .140 por mucho tiempo, entonces sí que algo está pasando en su bateo y hay que ayudarlo, pero no estresarlo pidiéndole que haga algo que simplemente no puede hacer todavía y declararlo del grupo de la vergüenza.
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