A continuación un mensaje ejemplar para las nuevas generaciones. En honor a nuestro gran amigo Robert Marcano: UN MILAGRO QUE TODOS POSEEMOS Un día Dios dió audiencia a todas las personas, para que hicieran sus peticiones y deseos para ser felices. Toda una gran multitud de personas se aglomeró y comenzaron a darse codazos y empujones para ser los primeros. Ninguna persona dijo “Padre no me des pan, sólo dime como se hace” , sino que todas quisieron el favor completo: hecho. Pidieron milagros. ¡Si este es Dios hay que pedirle un buen milagro! Decían por ahí. Algunos desesperados trajeron su lista y su lema: ¡yo traigo mucho, los demás que esperen!; hubo uno que no dudó ni una pizca en pedir su Ferrari… y ¡de color rojo por favor!, otra persona pobre pidió curación sobre una enfermedad, un atleta pidió que le complaciera el deseo de ser pelotero de grandes ligas, y así, todas las personas se sintieron libres de pedir lo que quisieran.